
En México, más de 5 millones de niños asisten a más de 44,000 escuelas privadas de primaria, secundaria y preparatoria. Somos responsables de que estas escuelas estén a la altura de las altas expectativas de padres y alumnos. En contraste con la Reforma Educativa y los recortes presupuestales federales, que han resultado en incrementos de 0.5%, la inversión en educación privada aumentó 35% en términos reales, al pasar de 163 mil 815 millones de pesos en 2013 a 221 mil 688 millones de pesos en 2019, lo que indica que la confianza va en aumento.
Las escuelas privadas en México han atendido tres necesidades fundamentales: horarios más amplios, idiomas, particularmente inglés, y acceso a la tecnología. Si bien existe un avance en la construcción de confianza, hoy los problemas van mucho más allá de estas tres.
De igual manera, debemos ser conscientes de que la pandemia estuvo complicando las cosas debido a la coyuntura económica desfavorable. Por lo tanto, hay que seguir prestando el mejor servicio teniendo en cuenta que las instituciones privadas invierten, de media, un 200% más de lo que se invierte en las instituciones públicas.
Tengamos en cuenta estos tres factores cruciales en lo que respecta a las instituciones educativas privadas de cara al futuro:
- La aplicación de la tecnología. Para que la educación del alumno no termine, hay que trabajar a su favor.
- Atención individualizada. Los profesores deben establecer relaciones con sus alumnos, comprenderlos y plantearles retos de aprendizaje.
- Modelos de educación basados en la teoría de las ocho inteligencias humanas de Howard Gardner. Rompiendo los estrictos cimientos de las instituciones convencionales y suponiendo un avance significativo en la educación privada.
